Mi historia…

Mi historia comenzó hace cuatro o cinco años, todo empezó sanamente entrando al mundo de las maquinas de juego, todo controlado con los dineros. Pero después ingresé al casino, me encantó, lo encontré bonito, me sentía bien, las amigas entretenidas  y así fue pasando el tiempo, cada vez jugaba más fuerte, es decir apostaba más cantidad.

Al principio no tenía idea como apostar  más cantidad y un día veo un caballero apostando $ 20.000 y no le daba nada, y él me decía que en algún momento le iba a dar y le daba y allí fue mi perdición. Fui pidiendo en tiendas avances en dinero, saque plata depositada que era de mi marido, pague todas la cuentas con esa plata, volví a quedar endeudada, allí saque plata de mi hermana que está afuera de chile y volví a pagar y volví a endeudarme y ahora sí que iba a ganar.

Pedía dinero prestado, realmente me endeude hasta lo que no tenía, lo poco y nada que tengo de mis joyitas de oro, me vinieron todos  los problemas, re pactaba y llegó un momento que lo único que quería era que mi marido se separara de mi, que él me dejara porque así yo no tendría que dar explicaciones, peleas, estaba irritable, tan preocupada estaba que no tenía ganas de hacer nada, todo para mí era problema.

Un día dije, ya no puedo más la vergüenza, el temor que se supiera que era jugadora, que había perdido y que estaba endeudada, no podía enfrentar a la familia, a nadie, en las noches no podía dormir, despertaba en la madrugada y no dormía, mi marido me preguntaba. ¿Qué te pasa?  Yo le contestaba que nada, deben ser las hormonas, estaba pasando un suplicio, sentía que nadie me iba a comprender y busque el escape más maldito, para no saber nada y de nadie.

Me sentía en otro mundo y que iba a dar en el clavo, que ahora si, que me sacaría los premios mayores “yo lo iba a tener, que iba a comprar departamentos, casas, la mejor camioneta, esos eran mis sueños, pero no pude, quedé endeudada y no podía salir.

Lo único que encontraba para escapar de todo era suicidarme, me tuve que convencer y lloraba y lloraba, lo venía pensando hasta que un día dije “ahora lo voy hacer” y no lo hice porque era el cumpleaños de mi abuelita y toda la familia se junta y quería verlos a todos, nos juntamos en el cementerio, tomamos café con punta.

Ese fin de semana lo pasé muy bien, pero el lunes 11 decidí ese día, fue a tomar desayuno con mama, la abrace y como toda la vida me dice ¿Qué te pasa?, nada solo que en mi corazón se hizo un nudo y le dije nos vemos en la tarde.

Volví a mi casa y tome y tome whisky, me puse el pijama de abuela que me regaló mi amor (mi esposo), comprado en Inglaterra, para mi es precioso, pensando en él y todo esto llorando. Grabé todo lo que había hecho y todo lo que debía. Deje cartas ya ni me acuerdo en realidad, lo único que quería era no ver a nadie, no enfrentar. Si…Díganme que soy cobarde…Lo soy, me tomé las pastillas y tomé no sé en qué momento me quede dormida.

Es tan triste recordarlo, que estoy llorando y me duele todo lo que hice, lo que no quería ahora tengo las consecuencias, se pierde la confianza, pero me aman y esto me lo confirman siempre.

Lo único importante ahora es saber llevar mi vida lo más tranquila posible, estoy inquieta, pero tengo que tener la fuerza, la voluntad de quererme. Espero que mi historia le sirva a alguien, que puedan entender, que empezó con las maquinas de barrio y después queremos algo más algo más top el casino.

Esto te penetra la piel, tu mente, es igual que un imán, las cenas los shows, happy ladies etc., saben bien su negocio. Pero podrían darse cuenta del que está enfermo debe haber alguna manera que les digan al jugador “para, para”. Pero yo creo que nadie haría caso.

A.C.

Todavía no puedo poner mi identificación, no me encuentro preparada.