Sergio Martinic S.

MI TESTIMONIO.

Desde los 25 años, acompañando a mi padre desde Santiago al casino de Viña del Mar, empecé a jugar socialmente. Como le sucede a todo el mundo, las primeras 2 ó 3 veces gané.

Empecé ya a venir solo 1 ó 2 veces al mes y cada vez que venía sentía la emoción del juego y me gustaba más venir y permanecía más tiempo jugando. Casi sin darme cuenta venía más seguido, primero unas 2 ó 3 veces por semana, hasta que muy luego ya era todos los días. Hasta cambié mi trabajo por el de vendedor para así tener más tiempo para venir a jugar.

En ese tiempo no se hablaba de ludopatía, hoy según el Manual de Siquiatría es una enfermedad adictiva, tal como el alcoholismo, drogadicción, etc., que afecta la mente impidiendo el normal raciocinio de la persona e impidiéndole ver la realidad de las cosas. Esto se llama distorsión de la realidad.

Yo ludópata creía que le iba a ganar a la ruleta, las cartas o las máquinas tragamonedas, y siempre, aunque algunas veces estaba ganando, seguía juagando hasta perderlo todo y si algunas pocas veces salía con plata desde el casino, siempre volvía por más al otro día y lo perdía todo.

 

Ahora entiendo que al azar uno nunca le va aganar porque es esencialmente impredecible. A pesar de las cábalas, rituales y otras cosas que uno hace pensando que va a ganar, siempre termina perdiendo, porque para el ludópata es imposible parar de jugar cuando está ganando porqué está con la adrenalina a mil y piensa que va a seguir la buena racha y termina perdiéndolo todo.

Las características de todo ludópata y por supuesto las mías son: encerrarse en uno mismo y aislarse de la familia y circulo social, no querer que nadie sepa que es jugador, mentir, robar, olvidarse de todo y de todos cuando se está jugando sintiéndose dueño del mundo cuando se está dentro del casino y una vez afuera sentirse abatido, despreciable y se promete no volver más al casino, pero al día siguiente de nuevo se está pensando como conseguir plata para seguir jugando y recuperar lo que se perdió, lo que nunca sucede. No se cumple debidamente con el trabajo y se engaña a sus jefes. Se pierde hasta la dignidad.

Yo jugué por espacio de 42 años. Primero terminé con mi plata, después seguí con prestamos en Bancos e Instituciones Financieras, después con prestamistas, lo que me significó estar unos días en la cárcel por deudas y perder una casa. Después seguí robándole a mi familia y pidiéndole prestado a amigos a los que nunca pude devolverles el préstamo y ya no son mis amigos.

Le di una mala vida a mi primera familia que terminó echándome de la casa. Pero seguí jugando y después de un tiempo volví a casarme sin decirle a mi actual esposa que era jugador.

En el momento en que estaba a punto de perder todo de nuevo, incluyendo mi segundo matrimonio, vimos con mi esposa un artículo en el diario sobre La Asociación de Jugadores en Terapia AJUTER y acepté venir a una reunión de terapia. Desde la primera reunión  a la que asistí el 01.09.2011, fecha que nunca voy a olvidar, hasta el día de hoy no he vuelto a jugar. Ahora doy la cara y mi deseo es ayudar a otros que estén en la misma situación en la que estuve.

Ahora soy otra persona y lo más importante no estoy haciendo sufrir a mi esposa.

Hoy tengo 70 años; se puede salir adelante, solo hay que reconocer que uno está enfermo, tener algo o alguien por quien vivir, aceptar los sabios consejos de nuestra psicóloga y apoyarse en el grupo de iguales. Se que es difícil, pero no es imposible.

SI YA TOCASTE FONDO, NO HAYAS QUE MAS HACER, ATRÉVETE Y TU VIDA Y LA DE TU FAMILIA VA A CAMBIAR PARA BIEN.

C O N T A C T A N O S.

Sergio Martinic S.